Adiós, twitter.

Mi 2022 empieza con una decisión. No es propósito, es un acto. No es algo negativo, es profundamente constructivo: me voy de twitter.

Voy a recuperar la entrega a los libros, la relación monógama que establecemos cuando decidimos conceder nuestro excedente de tiempo a una voz que nos conecta con otros momentos y lugares.Volveré al cuaderno, no como soporte, sino como los apuntes que son puente entre el libro y la acción, entre la potencia y el acto, entre el intellige y el crea.

Twitter ha dejado de ser un espacio de intercambio para ser un gran escenario donde demostrar y confrontar. Poco nace en ese cuarto sombrío y sin ventilar, donde el aire ya se ha respirado cien veces y provoca delirios intoxicados.

Recuperaremos el intercambio sosegado y razonado de ideas y puntos de vista; primaremos la conversación sobre la rotundidad y la reflexión sobre la inmediatez. Si hay que crear redes nuevas, las crearemos, si hay que propiciar encuentros, los propiciaremos.

Más cultura, más conversación y más creación.
Sol, brisa y cielo abierto.