Colmena McDonalds

El McDonalds más pequeño del mundo es una colmena de abejas. Lo he visto con la ilusión de que fuese obra de un artesano que se dedicase a hacer colmenas miniaturizando edificios famosos. En mi imaginación había hecho un McDonalds, una reproducción de la Ópera de Sydney, una Sagrada Familia y ahora estaría trabajando en la Villa Savoy, por salirse un poco de la arquitectura monumental.

McHive_1.jpg

Pero no.

Es una acción promocional de McDonalds Suecia. Están instalando colmenas en algunos de sus edificios y necesitan contarlo de una forma original. 

El trabajo lo ha hecho el escenógrafo sueco Nicklas Nilsson, que es un jambo escandinavo con cara de malas pulgas. Ni rastro del abuelete artesano que yo me había imaginado.

(Vía Present & Correct)

Under construction

My girlfriend Jara is an architect. She is currently working on the restoration and reconstruction of a hotel in Madrid. Part of her job is to go around the construction site checking that all the works are being done according to procedures. When doing so, she brings her tiny Fujifilm Tiara and documents the atmosphere, the work in progress.

Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

I very much enjoy these photos. They bring me her sight, the way she sees beauty in something I would have never put muy eyes on. She sometimes refers to the construction site as “my office. It couldn’t be farther from the type of workspace most of us have. So open, rough, analog, dusty and grainy, as film is most times.

Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

This little (big, beautiful) project of hers is still under construction (pun absolutely intended here) and most photos are not yet published or even developed. I am always excited when I see new ones coming, convinced that they will make a delightful exhibit somewhere in the renewed hotel when they reopen it.

This is Jara, in her working attire. Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

This is Jara, in her working attire. Fujifilm Tiara, Kodak Color, developed at La Peliculera.

You can follow some of Jara’s photos at her instagram

Semana Santa

Ha sido una Semana Santa de carretera, sin apenas pisar una autovía. Muchos kilómetros, paisajes y lugares asomobrosos, el coche y las cámaras. Tenía ganas de contar lo que ve uno cuando se sale de las rutas transitadas y recorre esa España de tractores, ventas y gasolineras abandonadas. Algo anticipé en el post anterior.

Me parecía de justicia –una justicia bonita– retratar esos lugares viejos con una cámara igual de vieja; esas rutas caducadas con rollo de película igual de caducado. Quería que la rugosidad del asfalto estuviese de forma natural en el grano de las imágenes, que sus baches se reflejasen en las filtraciones de luz de la cámara y en las manchas que el tiempo provoca en la emulsión química de 35 milímetros. 

La música que suena es el sobrecogedor "Descansa" de David Cordero y el Niño de Elche.

Dieter Rams vs. WabiSabi

Por serendipia llego a un tweet de mi amigo Juanjo Seixas de 2011 en el que me refiere a éste álbum: Music for Dieter Rams, un conjunto de canciones creadas por Jon Brooks exclusivamente a partir de los sonidos del despertador AB-30, diseñado por el maestro alemán

"Every sound on this record, from the melodic sounds to the percussion, the atmospheric effects to the bass lines originates from the Braun AB-30 alarm clock."
 


Escucho tranquilo y me quedo mirando a mi AB-5, de la misma familia:

La idea de componer inspirándote en un objeto y todo lo que simboliza es bonita. Es un camino desde lo funcional a lo emocional muy interesante. Últimamente ando viviendo muchos de esos, tratando de ponerlos en orden en mi cabeza, de entenderlos.

Suenan las notas, algo frías, germánicas, correctas en su ritmo y su alegoría de perfección... Y me viene a la cabeza (cómo no) Kraftwerk. Uno de los favoritos de mi hijo y que suena mucho en casa estos meses. Ellos también cantaron al progreso moderno. Y también se inspiraron en algún objeto, clásico del diseño, para componer sus cancioines. En concreto en la serie de radios Voksempfänger diseñadas por W. M. Kersting  (otro día os cuento más de ella):


Tanto Kraftwerk como Jon Brooks proponen una música que es diseño alemán puro. Es una manera de forma-función aséptica. El rol del músico es neutro, igual que el rol del diseñador moderno: ambos dejan que sea la función y el contenido el que se exprese. En este caso es la precisión del chip, los impulsos digitales amplificando su actividad. Una música muy especial pues evoca sin emocionar.

A la vez, en la mesa está, recién leído, "Wabi-Sabi, Further Thoughts". Un libro que habla de la belleza de lo imperfecto, de lo vivo que está en permanente evolución porque nace o muere, de lo gastado, vivido, oxidado, descompuesto.


Y me pregunto si existe un término medio entre ambas bellezas, o si merece la pena encontrarlo. Al fin y al cabo los términos medios siempre me parecieron el lugar más aburrido del mundo.

Quizás no haya que buscar una media aritmétrica, una equidistancia; quizás sea una síntesis, a la manera las tríadas dialécticas. Una forma de diseñar para los sentidos, una manera de, proyectualmente, crear objetos, lugares, momentos, sabores... Que son bellos y útiles al mismo tiempo, que cumplen su función y emocionan, pero no porque sean capaces de hacer las dos, sino porque las dos son una. Puede que lleve años, siglos, delante nuestro y aún no nos hayamos dado cuenta.

Gabriel LLuelles

Imaginadlo paseando por los pasillos de El Corte Inglés —sección hogar— al lado de su mujer. Anda ya algo encorvado, pero con los ojos muy abiertos, siempre curioso. Pasa por delante de las planchas eléctricas y reduce el paso. “Nononono —niega con la cabeza— esto no se limpia fácil sin mojar la parte eléctrica”. Sigue andando y de repente tira del brazo de su mujer para detenerla:

- ¡Estas son, las Nespresso! Mira qué bien pensado, café de verdad sin ensuciar apenas. Metes la cápsula y luego la tiras. Déjame comprar una cariño, quiero ver cómo es por dentro, cómo lo han hecho.

- No, Gabriel, ya tenemos suficiente chatarra en casa. 

Siguen andando. Pasan por delante de las batidoras y Gabriel sonríe "Mira, aún la fabrican". Se pregunta si también el exprimidor. Se acerca al vendedor y le pregunta:

- ¿Un exprimidor bueno y fácil de limpiar?

- A ver, los hay de todo tipo pero si quiere algo sencillo y que funcione bien, el Citromatic de Braun de toda la vida. Piense que lleva cuarenta años, cuando yo me incorporé ya lo vendíamos…

Gabriel deja de escuchar y mentalmente viaja a 1963, cuando los alemanes aterrizaron en la planta de Pimer.


Recuerda cuando conoció a Dieter Rams y, traductor mediante, le explicaba al alemán cómo funcionaba la batidora que él había inventando. Rams asentía interesado, hacía sugerencias y hasta bromeaba. Gabriel supo al momento que iban a llevarse bien.

El vendedor sigue con su discurso sobre lo que vende y lo que no. Mientras, el anciano recuerda los viajes a Alemania después de que Braun comprase Pimer. Allí no faltaban medios, el diseñador tenía rango de ingeniero y a él lo valoraban por ser las dos cosas. Cuando exponía sus ideas sobre el papel todo el mundo escuchaba, aunque no entendieran lo que decía en su castellano con acento catalán. Recuerda también el humo de los cigarrillos en el estudio de Dieter Rams, mientras daban los últimos retoques al Citromatic que diseñaron juntos: “Fácil de operar, fácil de limpiar”.

El español aportaba ingenio, Rams le dio formas adecuadas y una belleza muy discreta.

- Entonces, ¿está interesado en el Citromatic?

- No, no, ehm... perdone, creo que no me hace falta.

El vendedor ve como el hombre y su mujer se alejan cogidos del brazo camino de la escalera y se pregunta quién sería ese abuelo y por qué demonios hacía esas preguntas.


Gabriel Lluelles (Barcelona, 1923-2012) diseñó la primera batidora de mano sin recipiente cuando trabajaba en Pimer (Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas). La empresa fue comprada en 1962 por Braun GmbH y la Minipimer —ese era su nombre comercial— se distribuyó bajo la marca de Braun por todo el mundo. 

Lluelles trabajó en contacto directo con Dieter Rams, con quien compartía una filosofía común de diseño. Juntos proyectaron el exprimidor Citromatic, que sigue a la venta cuarenta años después, conservando su diseño original.

En 2006 Braun (ya propiedad de la americana Procter & Gamble) cerró su fábrica de Esplugues, donde se producían minipimers y citromatics para todo el mundo. A pesar de que la planta era rentable, 700 trabajadores fueron despedidos y la producción se trasladó a China, donde los márgenes eran mayores.


Vasos de whisky

Hay veces en las que la forma y la función no es que se sigan ni vayan de la mano, es que copulan emitiendo ondas de placer que recogen todos los sentidos. Eso mismo sentí cuando brindé con esta preciosidad:

No hablo del whisky ¡que podría! sino del vaso, diseñado por Rikke Hagen para Normann.

Esas diagonales —tan escandinavas— le van perfectas al whisky, que necesita un vaso con el cuello algo más estrecho por arriba para retener mejor el aroma. La base también es bella y funcional a la vez: pesa pero no demasiado y pide descansar sobre la palma de la mano, algo que ayuda a calentar ligeramente el whisky, haciendo que se desprendan más sus aromas.

La página de producto de Normann (muy bien diseñada, por cierto) tiene una galería de fotos destacable. Las que siguen, sin embargo, las he hecho en casa hoy mismo:

Los vasos no los descubrí yo, fueron el regalo de cumpleaños de Sandra. Los llenamos de esta maravilla y brindamos por mis recién estrenados cuarenta.

Dos millones de looks

¿Cómo lograr que dos millones de looks te ayuden a saber qué ponerte, a sacar más partido de tu ropero? Ese ha sido el reto que hemos manejado diseñando la app que Chicisimo ha lanzado hoy para iPhone.

Para nosotros Chicisimo es uno de esos clientes que te aprieta las tuercas, que hace que te exprimas la cabeza para entender mejor los problemas. Conocen a sus usuarias mejor que nadie, algo que admiro muchísimo y son expertos en entender no sólo lo obvio sino los micro-asuntos, los pequeños puntos de fricción, las motivaciones poco evidentes... Llevamos meses trabajando con ellos y en muchas ocasiones hemos tenido que salir de nuestra zona de confort de diseñadores para explorar patrones e ideas que no habíamos aplicado antes. A mi esos son los clientes que me gustan: los que te aprietan mucho en la fase de concepto y después confían mucho en tu ejecución.

Sonrío cuando pienso en las reuniones con Chicisimo, muchas a tres bandas, donde del lado de Gabriel y María nos llegaban los problemas que resolver, los retos. Y del lado de David, Pedro, Miguel o Juantxo, tras proponer Hugo o yo una solución, escuchábamos el "claro, se puede hacer" con esa confianza que transmiten los técnicos de mucho nivel.

La app de Chicisimo es muchas cosas, pero sobre todo es un instrumento lo más eficaz posible para encontrar lo que buscas cuando no sabes bien lo que buscas. Qué gusto poder trabajar con clientes y productos como estos. 

 

 

Si no quieres probar la app pero te apetece curiosearla, puedes ver imágenes aquí.

Intuitive and beautifully designed

Ducksboard realized early how valuable it is for a business to have all of their data in one place and they created a real-time platform that is robust, intuitive and beautifully designed,” said Lew Cirne, CEO and founder of New Relic.

Lew Cirne, CEO de New Relic

Hoy se ha hecho pública la compra de Ducksboard por parte de New Relic. Comprended lo feliz que estoy como diseñador y como socio de Ducksboard a través de Vostok Studio. 

Empecé a trabajar con el equipo fundador, los maravillosos Diego Mariño, Aitor Guevara y Jan Urbánski, cuando el proyecto eran dos o tres slides y algunos garabatos en una servilleta. He trabajado con pocos equipos tan competentes y a la vez con tanta confianza en nuestros principios de diseño. 

Prometo más adelante escribir sobre la filosofía de diseño que aplicamos desde el principio y de la que nos sentimos tan seguros. Ahora prefiero celebrarlo brindando por el equipo fundador.

 

Sargadelos, espacio y tiempo

La cerámica de Sargadelos, esa loza azul y blanca gallega que todos hemos visto alguna vez, tiene algo que la hace única si te interesa el baile histórico entre ideas políticas, industria y belleza.

La historia de Sargadelos es larga y convulsa: dos siglos de abrir y cerrar la fábrica. Periodos boyantes seguidos de otros malos, diferentes gestiones y métodos de producción y siempre interés por la innovación tecnológica. Sin embargo, desbrozando entre todo ese ir y venir de dueños, gestores y diseños, hay algo, un giro histórico, realmente interesante:

En los años cincuenta, el ceramista Díaz Pardo abre una fábrica en Sada (Galicia). Poco después viaja a Argentina y entra en contacto con algunos intelectuales españoles en el exilio, entre los que destacaba Luis Seoane. Juntos se proponen recuperar antiguas formas de la iconografía gallega pero hacerlo en el zeitgeist del momento, muy cercano a las ideas de la Bauhaus:

  • La fusión de lo artístico con lo industrial.

  • La difusión de lo artístico más allá de las clases pudientes.

  • La dignificación del trabajo con plantas circulares en las que los trabajadores no ocupan un solo puesto sino que rotan y participan en todo el proceso.

A todo esto lo llamaron el Laboratorio de Formas que, tras una primera etapa en Buenos Aires, se convierte en el Sargadelos actual, en Galicia. Fue, quizás, la única experiencia bauhausiana de España. Eso es notorio y pocas personas lo saben.

Pero aún no he contado lo que para mí es lo más interesante...

El Laboratorio de Formas movió un producto basado en una belleza temporal y local a una belleza universal, apreciable por cualquier cultura en cualquier momento de la historia. Y lo han hecho manteniendo los elementos identitarios. Creo que esta comparación lo ilustra bien:
 

A la izquierda una sopera de Sargadelos de 1845. A la derecha la bombonera Cil Follellas Azul que me trajo Sandra de su tierra hace poco.

A la izquierda una sopera de Sargadelos de 1845. A la derecha la bombonera Cil Follellas Azul que me trajo Sandra de su tierra hace poco.

Para comprender qué hace que las cosas sean bellas, tenemos que fijarnos en dos factores: 

  • Su lugar, dónde ocurren geográfica y culturalmente.

  • Su tiempo: el momento histórico en el que se están considerando bellas.

Estos dos factores, espacio y tiempo de la belleza, se combinan de formas curiosas. Algo puede ser:

Bello aquí y ahora
Es el atractivo de las modas locales, las tendencias de pandilla, barrio o ciudad. 

Bello aquí y siempre
Las estéticas tradicionales, los bailes y las músicas regionales, los colores que gustan en cada lugar.

Bello en todos lados y ahora
Las referencias globales, la cultura pop expandida por todo el planeta desde la TV o internet.

Bello en todos lados y siempre
Lo que gusta siempre, en cualquier lugar. La geometría, la simplicidad, la simetría, los ritmos con reiteraciones...

El último punto es el de las cosas que no envejecen y que deleitan a personas de muy diferentes orígenes y culturas. Esa es la belleza universal, la que ocupa todo el vector de tiempo y el de geografía. Y ese es el logro formal del último Sargadelos: mover su producto del cuadrante de belleza aquí+ahora a la belleza universal y atemporal, entendible por cualquier cultura en cualquier momento. 

Yogures caseros y la Braun Yg-1

Dos de los primeros sabores que recuerdo de pequeño son el del huevo pasado por agua y el del yogur que hacíamos en casa con una yogurtera. Aún no existían los tetrabricks y la leche venía pasteurizada, en botella o bolsa. Duraba menos pero conservaba mejor sus propiedades.

Cuando hace unos días cayó en mis manos esta yogurtera Braun, disfruté primero de contemplar su diseño, extremadamente mínima y funcional, y después bajé corriendo a por leche fresca y algo de yogur ecológico para empezar a producir todo lo rápido que pudiera.

 

En ocho horas tenía seis vasitos de yogur aún caliente pero delicioso. Me comí los cinco y guardé el sexto para hacer más. Y así hasta siete u ocho veces seguidas en que hay que meter yogur o bacteria nueva para renovar el proceso. 

La diseñó, cómo no, Dieter Rams en 1977 y la llamaron Yg-1. Muchas cosas saltan a la vista en su simplicidad: una sola pieza (fácil de limpiar), sin botones (se activa enchufada, se desactiva desenchufada), sin termostatos ni piezas que hagan lo que puede hacer cualquier persona con algo de atención. Los tamaños, las proporciones, las roscas de los vasitos... detalles que no encuentras en los electrodomésticos de hoy.

Braun ya no fabrica yogurteras pero sigue habiendo muchos modelos, quizás no con esa sencillez y sobriedad, pero más que decentes y por menos de 30€. Con o sin Braun, hacer yogures caseros es fácil, barato y muy sano.