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Microhobby, PC Manía, PC Actual, Net Magazine… Si te suenan esos nombres, seguro que pasaste tardes cacharreando para instalar una unidad de CD Rom 4x que habías comprado en una tienda Jump. Y probablemente diste saltitos de alegría cuando tu Netscape se iba conectando a las direcciones web que aparecían reseñadas en las revistas. ¿Te acuerdas de los folletos de componentes? ¿Te pasabas el día calculando el coste de tu ordenador soñado?

Nuestros antepasados debieron de vivir algo parecido cuando la radiotelefonía sin hilos (la radio, vamos) empezaba a popularizarse: un hobby técnico, dispositivos caros, mercado de piezas y publicaciones con anuncios de tiendas especializadas.

Tengo desde hace años este librito por casa y ayer reparé en toda la publicidad que incluye al inicio y al final, en los listados de emisoras y en algunas sugerencias de configuraciones:


Ambas aficiones están separadas por más de setenta años y sin embargo, las dos nos abrieron un portal a mundos asombrosos y desconocidos, universos nuevos de los que ser parte y en cuya construcción participábamos.

Qué bella, intensa y poderosa sensación; no creo que mi generación vuelva a sentirla más.