El progreso de antes

Estaba prácticamente saliendo de casa para bajar a Cádiz cuando llegó, de Alcaná: “La españa que usted no conoce”, un libro magnífico, cargado de fotografías, que da testimonio de esa España que empieza a reclamar modernidad. Eran los tempranos años sesenta y el país gritaba “eh, no me mires el folklore, mírame el progreso”.

El prólogo deja las cosas muy claras desde el principio:

Cuando salimos a correr mundo, lo hacemos por dos motivos principales: ver aquello que todavía perdura del pasado o admirar lo que constituye o nos parece constituir una superación de aquél. En otras palabras, o viajamos en busca del tipismo o bien en pos de las manifestaciones del progreso.

[…]

La curiosidad por la superación del pasado es también de esa época aunque responda a impulsos exactamente opuestos a los que determinan el interés por el tipismo. Lo que se busca, en este caso, es lo nuevo, en el sentido moderno, es decir, las manifestaciones del progreso en sus aspectos y derivaciones acaso más esencialmente técnicas: las grandes ciudades, las grandes instalaciones industriales, los grandes hoteles, las realizaciones del confort, el nivel de vida...

La manera en que un país se cuenta habla mucho de la lucha entre su volksgeist y el zeitgeist, entre su esencia y el espíritu del tiempo que está viviendo. Ver cómo se mostraba España al mundo hace setenta años y no fijarse en cómo lo hace ahora sería un desperdicio. 

Tengo ganas de dedicarle una tarde de domingo, con calma, para saborear cada foto, cada pasaje. Subiré aquí lo que me llame la atención. Si hay alguna ciudad por la que tengas interés, dímelo en los comentarios y subiré imagen del capítulo en cuanto tenga un ratito.